viernes, 21 de mayo de 2010

Ventolera por Chiva


El día empezaba perfecto, sin demasiado frío aunque con el típico viento de la zona de Chiva, algún caluroso había por la zona :P.
Como ya sabíamos por el perfíl, ibamos a tener subida hasta la hora de comer, 14km de subida indiscriminada. Se empezaba subiendo bastante ligero ya que la pendiente no era gran cosa.





Conforme iban avanzando los km, el terreno cambiaba, la montaña se levantaba y las cuestas se empinaban.
Con ya un buen calentamiento, esquivando bichos ciempies y viendo las montañas que nos esperaban delante, sabíamos a lo que habíamos venido.
Al llegar a la altura de los molinos de Buñol, ya se veia un paisaje bonito, aunque se notaba la falta de árboles por el ya conocido incendio, a mi pesar, pienso que eso pasó hace mucho y se podría haber reploblado todo de nuevo.
Tardamos bastante en encontrar algún árbol y agradecer su sombra, ya que el sol no daba tregua y el viento de cara tampoco, que nos acompaño de principio a fin, es la salsa especial que tenía esta ruta, si cuesta más, se disfrutas más.
Ya casi habíamos subido todo lo que teníamos que subir de la primera parte, aunque sabíamos que nos quedaban todavía unos km que hacer.
Continuamos hasta la primera bajada de la ruta, punto al que retornaríamos para tomar la segunda bajada por la esperada trialera.





Por fin algo de descanso a la larga subida, llevabamos buen ritmo y ahora tocaba disfrutar, bajada por camino ancho, para llegar a una senda con bastante inclinación, si no a todos, a casi todos nos tocó poner el pie en el suelo alguna vez.
Nos esperaba una senda por medio de un bosque precioso, habian ramas por medio del camino, era un sitio por donde no mucha gente pasa, era otra cosa comparada con la parte alta de la que veniamos.
Acabamos en el lecho de un río, que tenía más piedras que nada, un “poco” pedregoso... jajajja
,no hemos venido a bajar por asfalto no?.
Continuamos por más sendas para terminar en el punto más deseado ahora mismo, el bocataaa¡¡.
Descanso al solecito, Mariano se quito varias ramas de carrasca que se habian llevado por el camino. Recuperamos fuerzas, que ya nos habiamos pegado una buena paliza subiendo y tocaba recuperar.
Todos queríamos continuar el camino pero nadie se levantaba, menudo solecito que hacía.
Retomamos el camino con nuevas energías, pero con un poco más de peso encima¡ y encima un señor repecho delante, el viento ayudando y el terreno medio suelto.
En la cabeza: sólo son 300m de subida, nos acordaremos de esto durante un tiempo jajajajja
Esta parte costó, por la dureza del terreno que estaba bastante suelto y te costaba seguir subiendo pese a la buena tracción.





Una vez llegamos al punto casi más alto al que ibamos a subir, y después de bastantes km, casi todos de subida, empezaba lo bueno.
Pista ancha, medio llaneando, por fin podíamos estirar las piernas y coger buena velocidad de crucero, empezabamos a bajar ligeramente para llegar al punto por el que habíamos pasado antes y tomar la trialera de bajada, por el camino buenos sube y bajas que te mantenian las piernas calientes, se notaba la emoción y continuabamos pedaleando.
De nuevo llegamos al camino por el que vinimos y nos dispusimos a tomar la bajada, los romanos se vestian, yo comía y el viento soplaba a sus anchas por toda la meseta.
El comienzo de esta senda era de lo peor. Piedras como cuchillas por todo el camino, debías esquivarlas mientras mantenias el equilibrio, empujabas para pasar y saltar el escalón. Esto no duró tanto, poco a poco la senda pedregosa se convertia en senda entre matojos, se empezaba a coger velocidad y soltura, las bajadas se empinaban y la bici se aceleraba. En todos se veía la cara
sonriente de ver que eso era lo que estabamos esperando toda la mañana.
Mariano como un enano el primero, creo que no se bajo de la bici en todo este tramo.
Y no era para menos, la senda era buenisima, con matorrales a los lados, una pendiente que te mantiene la velocidad y una duración que parecia que no terminabamos. Todo el rato bordeando por las laderas de las montañas mientras seguiamos bajando.
La última parte de la senda era más escarpada, con un terrero de arena bastante suelto, en el que ibas clavando freno, ladeando la bici para obtener agarre y con la mirada fija en la siguiente piedra, si te clavabas sabias donde ibas, esta y la parte de las piedras fueron bastante técnicas.
Terminamos de nuevo en una pista que bajada directa al pueblo, si creías que había terminado, todavía quedaba. Pista ancha, la adrenalina de haber bajado técnicamente sin percances, era hora de poner por fín el 3er plato y el piñon de 12.
Velocidad, es lo que necesitabamos; no parabas de pedalear, viendo las montañas que habían alrededor, los arboles pasaban rápido ante tí, pero seguías pedaleando.
Menudo susto que me diste Vicente¡¡¡ pasó como un avión por mi lado y no me lo esperaba,  me acojoné bastante para que mentir.
¿Qué más puede haber?, pues mientras ibas a unos 42km/h, habían unos baches en la carretera que nos hicieron volar, creo que en este momento hubo una mezcla de acojone y de subida de adrenalina a partes iguales y ya se sabe, adrenalina+velocidad+saltos, nos lo pasamos pipa bajando hasta llegar al pueblo.
Por desgracia algunos se rajaron y no hubo cerveza de hermandad, deberíamos haber hecho, aunque fuera una corta ¡¡.
Una ruta que gana conforme haces km, el final te deja un sabor de boca inmejorable y con esta compañía, sale algo redondo.

                                                                                                                                 Christian





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